jueves, 16 de julio de 2015

No puedes ser innovador desde un despacho

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eNTREVISTA DANIEL EPSTEIN, FUNDADOR DE UNREASONABLE INSTITUTE

"No puedes ser innovador desde un despacho"


Daniel Epstein (Boulder -Colorado-, diciembre de 1985) , fundador de...
Daniel Epstein (Boulder -Colorado-, diciembre de 1985) , fundador de Unreasonable Group, hace unos días en Madrid.JMCadenas



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Considerado el mejor emprendedor del mundo por el World Entrepreneurship Forum en 2013, este joven de Colorado (EEUU) ha puesto en marcha una aceleradora que sueña con solucionar los grandes problemas del planeta. La clave, explica, está en la experimentación.
"¿Cómo vas a saber si tu idea es buena si no creas un prototipo y sales a la calle a enseñarlo, a probarlo?"
Tiene sólo 29 años y ya ha sido reconocido como "el mejor emprendedor del mundo", según el World Entrepreneurship Forum en 2013, y "uno de los 30 emprendedores de mayor impacto del planeta", según Forbes. Daniel Epstein tiene una única misión en su vida: acabar con los grandes problemas de la Humanidad.
Para alcanzar esta meta, posiblemente la más elevada a la que pueda aspirar una persona, fundó Unreasonable Group. A través de esta organización busca dar un empujón a aquellas pocas start up, de cualquier rincón del mundo, que tengan una idea brillante que podría generar un beneficio para la sociedad... y al mismo tiempo convertirse en una gran empresa. Desde su natal Boulder, una localidad en el lejano estado de Colorado, ha conseguido involucrar como mentores a personalidades de la talla de Megan Smith, vicepresidenta mundial de Google; Matt Mullenweg, fundador de WordPress; Jeff Hoffman, fundador de Priceline.com; el arzobispo Desmond Tutu, Premio Nobel de la Paz; Tom Chi, jefe de experiencia de Google X (el laboratorio secreto de la puntocom); Tom De Blasis, director de innovación de Nike Foundation; o Cathy Rodgers, vicepresidenta mundial de IBM.
"Buscamos a esos escasos individuos que tienen grandes ideas únicas, y además las saben ejecutar"
Daniel Epstein visitó Madrid recientemente con motivo de un encuentro organizado por Teamlabs y la Embajada de EEUU en España, y concedió a EXPANSIÓN su primera y única entrevista en nuestro país:


¿Cómo se convence a un grupo tan numeroso y potente de mentores para desplazarse durante seis semanas a Colorado, y encima gratis?
Efectivamente, no perciben dinero por mentorizar start up. Algunos de ellos incluso acaban invirtiendo su dinero en los proyectos. Todos ellos llegaron donde están porque alguien confió en ellos en algún momento, vio su potencial y les ayudó. Se sienten agradecidos por ello y quieren devolver ese favor al mundo. Participar en alguna de las iniciativas de Unreasonable Group -la aceleradora Unreasonable Institute es la más veterana y conocida, pero no la única- les da acceso también a posiblemente el mejor talento del momento, y a algunas de las ideas que conformarán la próxima generación de gigantes empresariales. Hace sólo cinco años, ninguna de las compañías más prometedoras existía. Quién sabe lo que nos espera en el próximo quinquenio.
Unreasonable Group tiene un fuerte enfoque social. ¿Puede una 'start up' de estas características convertirse en un gigante?
Claro, todo depende de cuál sea el objetivo. Puede ser hacer accesible la información a todo el mundo, como Google, o algo más concreto, como preservar el fondo marino de un determinado lugar.
¿Cuál es el criterio para seleccionar a las 'start up' en uno de vuestros programas de aceleración?
En primer lugar, que la idea sea única. No me refiero a que a ninguna otra persona se le haya ocurrido antes; entre 7.000 millones de habitantes eso es muy poco probable. Hablo de aquellos pocos emprendedores capaces de sacar adelante esas ideas originales; de ejecutar esa propuesta de valor y convertirla en una empresa sostenible. En segundo lugar, uno de nuestros requisitos es que el problema social que busquen resolver afecte como mínimo a un millón de personas.
¿Qué es más importante, la idea o su ejecución?
La ejecución, sin lugar a dudas. Es más, yo diría que es infinitamente más determinante que la idea. Básicamente, porque lo más normal es que tu visión inicial fuera errónea. Necesitas crear un prototipo y testearlo, sacarlo al mercado y comprobar si funciona tan rápidamente y tantas veces como puedas, hasta que des con la clave.
Crear una nueva compañía innovadora es sin duda fascinante. A medida que crece, no obstante, se convertirá en una empresa grande, lenta y aburrida. ¿Se puede evitar?
En el caso particular de una start up social como las que seleccionamos en Unreasonable Institute, Girl Effect Accelerator o Unreasonable at Sea, sí. La razón es simple: su objetivo es resolver un problema social que afecte, como mínimo, a un millón de personas. Cuanto más crezca la compañía, mayor será su impacto, a más gente podrán ayudar. En este tipo de empresas, por lo tanto, la escala constituye una gran motivación.
¿Puede una gran compañía ser verdaderamente innovadora?
Por supuesto, siempre y cuando la innovación no se haga desde un despacho. Para crear algo disruptivo que tenga cabida en el mercado hay que salir a la calle; comunicar tu idea; preguntar a quienes lo intentaron antes que tú y a todos los expertos que puedas; crear un prototipo; probar, probar y probar. Esto es aplicable a las start up y también a las grandes organizaciones. El equipo que creó las Google Glass testeaba diez nuevos prototipos a la semana. Cierto es que el producto no ha registrado las ventas que se esperaba, probablemente porque el mercado no estaba preparado, pero la tecnología está ahí, y estoy seguro de que antes o después Google sabrá hacer un buen uso de ella. En la actualidad se habla mucho de lean startup, de design thinking, de A/B testing, de prototipado... Todos estos términos y metodologías parten de una misma idea: las invenciones nacidas en silos difícilmente prosperarán. Y aun cuando lo hagan, todo ajuste o cambio que necesites hacer será más caro, porque habrás tardado demasiado tiempo en darte cuenta.
Muchas de las aceleradoras de 'start up' ofrecen dinero. ¿No resulta esto un imán para emprendedores oportunistas?
En Unreasonable Institute los emprendedores conviven con nosotros durante seis semanas y reciben 10.000 dólares, que aportan nuestros patronos. En los próximos meses cerraremos Unreasonable Capital, nuestro propio fondo de capital riesgo, para apoyar financieramente a aquellas empresas con mayor potencial. El efecto llamada puede ser abrumador, pero no por ello suavizamos nuestros requisitos de selección. Si dejamos de ser exigentes, perderíamos lo que hemos creado hasta ahora: un ecosistema para impulsar cambios significativos en el mundo. Es importante no perder ese punto de idealismo, pero siendo al mismo tiempo realistas, y manteniendo la fuerza y la constancia que hacen falta para sacar adelante una compañía.

Banca móvil y energía solar, los próximos 'boom'

Como fundador de la mayor aceleradora de start up sociales del mundo, Daniel Epstein ha conocido de cerca muchas de las start up que en los próximos años valdrán miles de millones de dólares. A lo largo de los últimos cinco años, 172 compañías han pasado por alguno de los programas de aceleración de Unreasonable Group (41 en Unreasonable Institute, a las que este verano se sumarán otras catorce, procedentes de once países diferentes).


¿Cuáles son los sectores con mayor potencial?
La banca móvil y la energía solar. Estoy plenamente convencido de ello. La penetración de smartphones está creciendo muy rápidamente, sobre todo en los países en vías de desarrollo. En África o en India, muchos millones de personas no tienen una cuenta bancaria, ni por supuesto una tarjeta de crédito, pero sí tienen un teléfono móvil. Por su parte, el precio de la energía solar está bajando, y para 2018 ya será más barato generar electricidad con paneles solares que comprarla a las eléctricas. Off Grid Electric, una de las aceleradas en Girl Effect Accelerator, propone sustituir las tóxicas lámparas de queroseno con las que estudian las niñas en Tanzania por otras solares. Es más saludable, es más barato (3,8 dólares a la semana, en lugar de los 4 dólares que una familia media gasta en queroseno) y además con la comodidad de pagarlo desde el móvil.
¿Podría el próximo gigante nacer en España?
Podría nacer en cualquier país del mundo, en el seno de cualquier familia. Sólo hace falta tener talento, capacidad, una buena idea y mucha ilusión.


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EMPRENDIMIENTO SOCIAL

Objetivo: cambiar el mundo


Augusto Costhanzo
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Una delgada línea separa una compañía socialmente responsable de una empresa con un objetivo social. De estas últimas, muy pocas forman un modelo de negocio sostenible. La profesionalización de estos emprendedores, un mayor conocimiento financiero y una menor dependencia de las ayudas públicas son puntos clave para consolidar las iniciativas que harán de éste un mundo mejor.
El emprendedor vocacional es un ser entusiasta, dinámico, que sueña con generar empleo y productos y servicios que gusten a la gente. Una subcategoría dentro de esta rara avis, a su vez, sueña con hacer de éste un mundo mejor. Son los llamados emprendedores sociales.

La Fageda

Lo que parecía una locura es hoy la mayor historia de éxito del emprendimiento social en España. Desde su fábrica de Santa Pau (en Girona), La Fageda distribuye yogures, helados y mermeladas, y da trabajo a 154 discapacitados mentales e intelectuales (sobre un total de 277 empleados). El año pasado, vendió del orden de 55 millones de yogures.
La línea que separa la RSC y el emprendimiento social es fina, y tiene que ver con el orden de prioridades. Una start up social tiene como primer objetivo generar un bien para la sociedad, aun a costa de unos menores márgenes de beneficios.
Eso no significa que la sostenibilidad del modelo de negocio sea secundario. Si la empresa no es viable, desaparecerá, y no podrá cumplir su misión. No obstante, la falta de preparación de los emprendedores, las carencias en conocimientos financieros o el difícil equilibrio entre el objetivo social y el económico provoca que estas start up tengan una tasa de fracaso superior a la media.
Existen dos clases fundamentales de empresas sociales: aquellas que generan empleo entre colectivos en riesgo de exclusión, y otras cuya actividad tiene, en sí misma, impacto social. La catalana La Fageda constituye el ejemplo más conocido del primer grupo. Esta compañía de yogures, mermeladas y helados tiene una plantilla de casi 300 empleados, de los que la mitad son discapacitados mentales e intelectuales.

Batec Mobility

Con sólo 18 años, un estudiante de Diseño Industrial llamado Pau Bach sufrió un accidente de tráfico por el que quedó tetrapléjico. Insatisfecho con la oferta de ayudas técnicas y ortopedia existentes, decidió diseñar su propia solución de movilidad: 'handbikes' acoplables a la silla de ruedas. Batec vende ya en 14 países.
Entre las firmas del segundo grupo, por lo general más difíciles de rentabilizar, existen también proyectos interesantes y [potencialmente] viables en España. Es el caso de Batec Mobility (fabrica handbikes para sillas de ruedas), La Exclusiva (sistema de reparto por los pueblos rurales de Soria), Personas Que (plataforma digital dirigida a enfermos y sus familiares), Kuorum.org (plataforma para conectar a los políticos con los ciudadanos), Emzingo (busca promover un liderazgo más social) o Bajo el Agua (empresa de estudio y divulgación del fondo marino).
"Es complicado, aunque no imposible, que nazca en España un gigante empresarial en el ámbito del emprendimiento social", sostiene Francisco Soler, director de inversiones de CREAS, que cuenta con dos fondos de venture capital especializados en start up sociales (uno enfocado en seed y otro en etapas de crecimiento).

La Exclusiva

Esta compañía ha formado un interesante -y sostenible- sistema logístico para distribuir productos y servicios de primera necesidad, sin coste añadido, entre los pequeños municipios rurales de Soria.
Difícil, porque los costes (de personal y otros) son muchas veces superiores a los de una empresa convencional. Asimismo, algunos de los problemas sociales que existen son ineficientes por naturaleza.
En cualquier caso, todo depende de qué se entienda por un proyecto social. "¿Podría incluirse a Google en este grupo? Posiblemente sí. Por lo menos, lo era en sus comienzos. Google nació siendo un buscador que soñaba con poner todo el conocimiento existente en la Tierra al alcance de todos los ciudadanos", comenta Raúl Contreras, miembro de la red de Ashoka y fundador de Nittúa, una entidad que se dedica a ayudar a la innovación social (ya provenga de ONG, fundaciones, empresas o administraciones públicas) a encontrar un hueco en el mercado.
Un proyecto social, en función de su objetivo, puede tener unos costes superiores a los de otras empresas
Existen varias organizaciones en España que velan por la profesionalización de los emprendedores sociales. Entre las escuelas de negocio, destacan IE, Esade y ESCP Europe. La citada Ashoka es una organización sin ánimo de lucro que ambiciona formar a la próxima generación de gamechangers. También hay aceleradoras especializadas, como UnLtd, Impact Hub, Ship2B, Momentum Project (BBVA), Ueia o El Hueco; y fondos de capital riesgo como CREAS y Momentum Social Investment. "No todas las start up que pasan por el programa de aceleración son invertibles, y de las que lo son, no todas necesitan necesariamente una inversión en equity", apunta Lidia del Pozo, directora de programas sociales de BBVA. "Aspiramos a entrar en el capital de 3 ó 4 start up en fase semilla, y entre 6 y 8 empresas en crecimiento", concreta Soler.

Desterrando mitos

La profesionalización de los emprendedores sociales pasa, en primer lugar, por desterrar algunos de los mitos que acompañan a las start up sociales. Por ejemplo: "Los clientes valorarán tu propuesta diferencial, y sólo con el boca a oreja alcanzarás un 10% de tu público objetivo el primer año". Falso, o al menos muy improbable.
Otra leyenda extendida establece que "una sociedad anónima es una empresa diseñada en beneficio del capitalismo neoliberal, mientras que una cooperativa es garantía de objeto social". Nada más lejos de la realidad. El régimen jurídico no marca el nivel ético de una sociedad. Como bien señala Nittúa en su informe sobre viabilidad del emprendimiento social, "puede existir una SL que no distribuya los beneficios en su totalidad, y una cooperativa que obtenga financiación externa en cantidades significativas". De hecho, es común que las empresas sociales en España combinen dos marcos jurídicos. La Fageda, por ejemplo, se erige bajo una fundación y una cooperativa.

Personas Que

People Who Global, que en España opera bajo la marca Personas Que, es una plataforma multicanal dirigida a enfermos y a sus familiares, que integra una red social para comunicarse con otros enfermos, herramientas de seguimiento médico y 'reporting', y contenidos de interés.
"Crear empleo es el primer beneficio para la sociedad que puede ofrecer una empresa. Pero para eso tiene que ser sostenible. Una firma que sobrevive solamente a base de subvenciones difícilmente podrá generar un gran cambio, por muy buena que sea la intención", recuerda José Martín Cabiedes, socio de Cabiedes & Partners (un venture capital a la vieja usanza), cofundador de UEIA y patrono de la fundación Hazloposible.org.
Que una cooperativa sea por definición buena y que una S.A. sea sinónimo de explotación es falso
El tema de las subvenciones públicas a fondo perdido es uno de los más polémicos. "Cuando recibir ayuda se convierte en condición para el emprendimiento, el inicio puede frustrarse bien porque no sea concedida dicha ayuda, o porque no la abone la Administración en tiempo y forma", advierte el informe de Nittúa. "El emprendedor social debería hacer su estudio de viabilidad económica sin tener en cuenta las ayudas a las que tenga derecho, y que pueda llegar a tener. Si se dispone de ellas, permitirán darle mayor amplitud al proyecto, acelerar procesos para incrementar el resultado social, adelantar el momento en que se alcance el umbral de rentabilidad o mejorar la capacidad financiera", concluye el documento.
"Se trata, en definitiva, de crear valor", dice Contreras. Este experto habla del SROI (o retorno social de la inversión): "Algún día, quién sabe cuándo, será un indicador más en las cuentas de resultados de las empresas


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